Entre las construcciones andamios a lo largo de la historia de Mallorca, el castillo de Bellver es, sin duda, una de las más originales y emblemáticas.
El castillo fue construido entre 1300 y 1.311 por orden directa del rey Jaime II de Mallorca. La construcción del castillo de Bellver era consecuencia de una planificada organización de las acciones de defensa por parte de la Casa Real de Mallorca. Fue concebido también como un palacio-fortaleza en el que los gobernadores podían resguardarse con seguridad en caso de peligro y los soberanos realizaron estancias más o menos prolongadas.
Situado a unos 3 kilómetros del centro de Ciudad, sobre un monte a 112 m de altura. El recinto responde a un plan muy concreto y muy original, consta de un edificio de estilo gótico de planta perfectamente circular, que se organiza alrededor de un patio también circular, con cuatro grandes torres orientadas hacia los cuatro puntos cardinales. La llamada torre mayor, en dirección norte, está exenta del conjunto, era el último reducto de resistencia si Bellver era atacado. Mientras que el resto de torres están empotradas en el cuerpo principal.
Entre los elementos arquitectónicos que más destacan de la fachada exterior de Bellver hay los ajimeces o geminadas. Situadas en la planta noble, están compuestas por dos arcos estrechos de medio punto separados por una columna. Este tipo de ventanas, también presentes en el interior del edificio, es bastante frecuente en la arquitectura medieval de Palma.
Las obras del primer foso que rodea el castillo no se realizaron finsel 1330. El foso impedía que las fuerzas atacantes s'acostassin el castillo, además de hacer aumentar la altura relativa.
Más modernamente el castillo no ha sufrido demasiado modificaciones, sólo se ha añadido al conjunto un revellín que rodea el primer foso y un estrado encubierta, con dos estructuras relacionadas con la implantación y desarrollo de la artillería en la isla.